La expansión (del té)
El chanoyu es un repositorio de distintas prácticas espirituales reunidas de manera específica para aprovechar las facultades psicoactivas del té; es una guía para sumergirse en la profundidad del cuenco-presente, detener el mundo y ver. El té relaja, claro que sí, pero hay mucho más en una ceremonia de té: y la paz que emana de ella es sobrecogedora.
La diferencia que existe entre un ritual de té como momento de relajación y el enorme potencial que tiene para hacernos percibir la realidad de un modo más amplio, puede parecerse a la que existe entre meditar unos quince o veinte minutos al final del día a estar horas y horas seguidas concentrado, meditando, en silencio o recitando algún mantra o sutra: abismal.
Y una ceremonia de té lo logra en en poquísimo tiempo. Lo hace mediante los movimientos rituales propiamente ejecutados -desde el corazón y el koshi, un término ambiguo y complejo que refiere a la zona lumbar. Lo logra también mediante la geometría y la poesía, mediante las flores y la caligrafía y el silencio. Mediante la espuma del té y las perfectas posturas de todos, sentados en seiza.
Los pensamientos se tornan dogū y los tratamos como a cualquier herramienta. Los tomamos de a uno, acercando nuestro cuerpo al tatami pero manteniendo recta la columna. Los purificamos, los utilizamos de manera precisa y los dejamos ir: con confianza y naturalidad, pero también con un aire de nostalgia. Un pensamiento a la vez, una herramienta a la vez.